Son espacios donde nos encontramos con la esencia femenina sin importar las diferencias, dejando atrás todas las mochilas de la vida. Son lugares para descubrir todo nuestro poder y todo lo que podemos hacer para sentirnos bien.
¿De qué se trata?
En apariencia, se trata de un grupo de mujeres que se reúnen y conversan. Pero al vivir la experiencia, se descubre que es mucho más.
Un círculo de mujeres es un espacio de conexión, de encuentro de la profundidad de la esencia femenina. Es un espejo en el que cada una se ve reflejada, un ritual sagrado que nos carga de energía, un hablar desde la necesidad y un escuchar desde la compasión. Entonces, una se anima a decir lo que le pasa porque descubre que no es la única.
En la práctica, es una reunión de dos o tres horas en la que, formando un círculo, un grupo de mujeres olvidan sus roles y los mandatos para centrarse en lo esencial. Cada una cuenta lo que le preocupa, profundiza, reacciona, se inspira en la experiencia de la otra y comparte su propia sabiduría. Todas se apoyan mutuamente y recurren a la intuición femenina.
¿Por qué de mujeres?
No sólo por su naturaleza cíclica, sino también por esa capacidad única de acompañarse y conectarse desde lo intuitivo. Cuando las mujeres se juntan, no con la intención de «charlar» sino con la convicción de armar una red, compartir desde la consciencia y sabiduria interna es donde se genera algo muy poderoso y añadiendo diferentes actividades energéticas, rituales y terapia holística es una gran experiencia empoderadora.
Beneficios:
- Un círculo de mujeres nos proporciona un espacio para ser vistas, escuchadas y amadas, todas por igual.
- Es un lugar donde dar y recibir en abundancia.
- Entre todas creamos un espacio seguro y confidencial, donde compartir sin miedo.
- Nos vemos reflejadas las unas en las otras. Dejamos de estar solas. Y dejamos de juzgarnos unas a otras. Más bien, nos consideramos unas a otras como espejos donde mirar y aprender de nosotras mismas.
- Un círculo nos recarga de energía cuando nos sentimos débiles, frágiles o tristes.
- Es un espacio donde sabes que puedes ser tú misma, sin máscaras.
- Nos proporciona un tiempo de retiro para desconectar del mundo externo, de las redes sociales, de nuestro teléfono móvil… y sumergirnos en nosotras mismas.
«Cuando nos sentamos en círculo, desaparecen las jerarquías. Nadie es más que nadie. Todas hablamos, compartimos y aprendemos»
En este sentido, puede decirse que un círculo de mujeres siempre es sagrado. Es un espacio de mayor silencio, y respeto hacia nosotras mismas, nuestras compañeras del círculo y el propio espacio.
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